La Esposa de Dios

La esposa de Dios

En la ventana de una botica, completamente descalzo y temblando de frío, un niño de diez años se encontraba mirando los muchos zapatos que contenía la tienda.

Una señora que se encontraba allí, acercándosele, preguntó:

– Mi pequeño amigo ¿qué estás haciendo con tanto interés en esa ventana?

El chaval contestó:

– Le estoy pidiendo a Dios que me dé un par de zapatos.

Entonces la señora, tomándole de la mano, le condujo hacia adentro. Luego llamó al sirviente y ordenó que le trajera tres pares de calcetines para el niño, un recipiente con agua y una toalla. El empleado, muy obediente, cumplió con la petición de la mujer. Luego, ésta, conduciéndole al niño hacia la parte trasera de la tienda, le lavó los pies, las secó, le puso los calcetines y los nuevos zapatos que aquel estuvo observando tan detenidamente.

Posteriormente, saliendo de la tienda hacia la calle, puso en sus bolsillos unos caramelos y, acariciándole la cabeza del pequeño, comentó:

– No hay duda de que mi pequeño amigo se siente cómodo, ¿verdad que sí?

El niño, mirándole fijamente mientras ella estaba a punto de darse la vuelta y regresar a la tienda, susurró:

– ¿Es usted la esposa de Dios?

Andrea Amaguaya

Los tres árboles

Los Tres Árboles

Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas.
El primero dijo:

— “Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos podrán contemplar mi belleza”.

El segundo árbol dijo:

— “Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y mi poderoso casco”.

Finalmente el tercer árbol dijo:

— “Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará”.

Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores vino donde se encontraban los árboles. Cuando uno vio al primer árbol dijo:

— “Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero”, y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo, mientras observaba al segundo árbol:

— “Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto”.

El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces:

— “No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré este”. Y cortó al tercer árbol.

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio cómo sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes habían llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.

Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños esperanzas por las que tanto habían orado.

Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia.

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres.

Luego, los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo:

― Calma ¡Quédate quieto!, y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina.

Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la Cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él.

Andrea Amaguaya

Se va con algo mío


Se va con algo mío~ Medardo Ángel Silva

Se va con algo mío la tarde que se aleja;
mi dolor de vivir es un dolor de amar;
y al son de la garúa, en la antigua calleja,
me invade un infinito deseo de llorar.

Que son cosas de niño, me dices; quién me diera
tener una perenne inconsciencia infantil;
ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de Abril.

¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave;-
trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora-
como la flor que aroma la vida y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches y lo ignora!

Andrea Amaguaya

Ojos Africanos

Ojos Africanos ~Medardo Ángel Silva

Ayer miré unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda
Eran ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos...

Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos...

Ayer miré unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huraños.

Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila apasionada
con el lazo sutil de sus pestañas.

Andrea Amaguaya

ADIVINANZA
Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, en el agua vivo, en el mar o en el río.
El cangrejo

ADIVINANZA
Redondo como la luna y blanco como la cal. Me hacen de leche… ¡y ya no te digo más!
El queso
 
ADIVINANZA
Una señorita muy señoreada, que siempre va en coche y mojada.
La lengua

ADIVINANZAS 
Nieto de su bisabuelo, padre de tus hermanos, de tus primos es el tío y de tus tíos hermano.
Tu padre